Cursi Bazar Valentine's Day, un recorrido de historias

Fotografías por Diana Uzquiano

Diana Uzquiano | 16 de febrero de 2023

Todo tipo de personajes llenaron los rincones del Centro Cultural de las Fronteras el pasado 11 de febrero. Una pequeña variedad de artesanos se reunió en el Cursi Bazar Valentine's Day para vender sus productos y promocionar sus negocios.

Las puertas estaban abiertas poco antes de las 12, hora en la que comenzaba el evento. A la entrada de la instalación se encontraba alzándose un puesto de hamburguesas; una carpa daba sombra a las cocineras que limpiaban y ponían en orden su lugar de trabajo, mientras que dentro, puestos de postres y otro de empanadas y chiles caseros acomodaban la mercancía en las mesas.

Alegrando la entrada con sus aretes de resina y pulseras hechas a mano, la emprendedora del negocio Creaciones Caracol, que también es química en el Hospital General No. 66, compartía haber iniciado con la venta y creación de joyería hace cinco años como un pasatiempo; puede tomarle una tarde completa crear las figuras pintorescas de sus accesorios.

Frente al puesto se situaba otro, Esencia, era su nombre, y lo maneja Olga, maestra de primaria que comenzó a crear jabones y vender otros productos como cuarzos, zacates, bombas de jabón, palo santo y mascadas, todo después de interesarse en la botánica y en el esoterismo. Destaca orgullosa que todos sus productos son hechos de material mexicano; fomenta el consumo local y la limpieza de energías con su mercancía, fruto de una mezcla de sus creencias y pasiones personales.

Al fondo, frente a la biblioteca, estaba Zaira, ingeniera en mecatrónica, quien fabrica joyería con cuarzos desde hace un año. Sus piedras favoritas son la piedra luna, que es la piedra guía y piedra de la mujer; el cuarzo rosa, que es la piedra del amor propio y el ojo de gato.

Los pequeños pasillos se adornaron entonces amenamente con puestos esotéricos y otros de comida, que para caídas las 3 p.m. comenzaban a llenarse de olores deliciosos.

La gente que entraba en pequeñas cantidades caminaba y compraba accesorios o alimentos, entre otras cosas como ropa de segunda mano y flores tejidas a crochet. Y así, llegada la tarde tranquila, iba concluyendo el día de unos y empezando para otros.