El caso de Ariadna, la marioneta de los juegos políticos
- Halcón De Juarez
- 23 nov 2022
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 24 nov 2022
Opinión
En el pico

Diana Uzquiano | 23 de noviembre de 2022
El 30 de octubre de este año desapareció Ariadna Fernanda López, de 27 años, después de salir a comer a un restaurante en el centro de la CDMX con Vanessa, una compañera de trabajo y el novio de esta, Rautel, ahora declarado presunto agresor de la víctima después de haber negado junto con su pareja saber sobre el paradero de Ariadna y unirse a la búsqueda y exigencia de la justicia para su caso.
Las últimas semanas nos han traído recuerdos amargos, recuerdos de los años más violentos de este país y de las situaciones más lamentables. Escuchar muy seguido noticias violentas, casos de feminicidio como el de Ariadna López, nos pueden hacer pensar ¿qué tanto hemos avanzado?, ¿cómo es posible habernos estancado tanto? Como si viviéramos en un bucle de tiempo, que no nos permite salir del mismo escenario por fuerzas mayores.
Es verdad que un país tan dañado no podría cambiar en un año, pero se le ha dado a este gobierno ya cinco, e irónicamente ha sido un periodo con altas tasas de violencia; un curioso espectáculo en el que vemos a través del televisor a un señor presidente y otros funcionarios con sus gráficos e informes, que parecen trabajar diario por cumplir; pero una vez se apaga la TV y se sale a las calles es posible entender que, y me limito a solo hablar de cuestiones de seguridad, todo sigue igual.
Ni siquiera hace falta leer a diario los periódicos, un par de pláticas con los desconocidos en el transporte público o de camino al trabajo amplían lo suficiente tu panorama con anécdotas violentas de fulano y zutano, hasta propias, de cómo hace un par de días asesinaron a alguien tan solo a dos calles de la suya, o como la tía de una amiga lleva años buscando a su hija y prefiere no acudir a las autoridades porque sabe que no harán nada.
La estrategia de seguridad de nuestro país pretende la paz y seguridad, ante todo, así empezó el sexenio con la famosa frase “abrazos y no balazos”. Se dice que parte fundamental de la Estrategia Nacional de Seguridad Pública es garantizar que las instituciones de poder se coordinen e informen con rigor, sin embargo, nada de eso vemos, ni regeneración ética en la sociedad como la que la estrategia promete.
En cambio, sí tenemos a las fuerzas de poder de este país haciendo espectáculos mediáticos, jugando con las declaraciones de los casos y pretendiendo actuar bajo su labor. Claro ejemplo de la disputa entre Uriel Carmona, fiscal de Morelos y Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno, quien acusó al fiscal por encubrimiento tras declarar que la causa de muerte de Ariadna se trataba de un caso por intoxicación alcohólica.
Una conveniente participación por parte de la jefa de gobierno, quien en otras ocasiones no ha sido bien recibida por el movimiento feminista, pero ahora reluce en el foco por prestar interés y apoyo al caso de Ariadna; y aunque bien no podríamos asegurar las intenciones de la funcionaria, quien ya antes se ha nombrado a sí misma ‘feminista’, no cabe duda de que, si juega bien sus cartas, estaría ganándose el apoyo de un grupo social relevante que crece año con año.
Pero mientras la situación pasa y deja atrás las televisoras y periódicos para quedar, por la mayoría, en el olvido, los políticos de México aprovechan para dibujar su imagen en el imaginario social, una amable y preocupada, todo mientras su periodo en sus puestos termina y el tiempo se atora en el mismo bucle de ‘aquí todo sigue igual’.
Los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad (SESNSP), contabilizan cada año las grandes cantidades de delitos cometidos; 266 mujeres asesinadas, de los cuales 93 homicidios fueron tipificados como feminicidio entre enero y agosto de 2022, estos siguen aumentando con los meses, pero de acuerdo con la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (CONAVIM), solo la menor parte serán investigados con perspectiva de género, dejando en duda otros cientos y cientos de casos que podrían tratarse de feminicidio.
Pero mientras la violencia en nuestras calles sigue pasando, podemos llegar a casa, encender la televisión y seguir mirando el utópico espectáculo que los funcionarios pintan, con sus gráficos e informes, con sus promesas y un supuesto orden.
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